Cincuenta años cumplirán en breve los Donuts en nuestro país. Pocas personas desconocen las famosas rosquillas que su creador en España importó de Estados Unidos.
¿Alguien sabe por qué los Donuts tienen un agujero en medio?. Para conocer el origen hay remontarse a los orígenes americanos del alimento favorito de Homer Simpson.
Al principio estos dulces no tenían agujeros, pero parece ser que por el centro la masa quedaba un poco cruda. Por el perímetro se hacía bien, pero el centro no.
El problema es que si lo dejaban bastante tiempo para que el centro se hiciese, el resto de la masa quedaba demasiado dura. ¿Qué hacer?. Pues a grandes problemas grandes remedios. Un pimentero fue la solución. Ni corto ni perezoso, con la tapa del sazonador de ensaladas le arrancaron el corazón crudo… Había nacido el primer doughnuts.
Y es que cuando hablamos de innovación todo el mundo piensa en complicados aparatos electrónicos, en pantallas táctiles, en tecnología de los astronautas de la NASA. Y para innovar lo único que hay que hacer es tener un cerebro y saber usarlo.
Por suspuesto que gracias a las nuevas tecnologías se han creado grandes innovaciones tecnológicas. Pero no dejan de ser innovaciones en un campo concreto, el de la tecnología. Se puede innovar sin necesidad de que haya electrones corriendo ordenadamente de un lado a otro.
Una vez, no hace mucho, mientras tomaba un café, escuchaba al dueño de la cafetería hablar con otro cliente sentado junto a mi. Le decía que todo eso de la innovación que querían promocionar está muy bien, pero que el sabía de bocadillos, de cafés y de tapas, no de innovación. Unos meses más tarde, buscando la forma de combatir la dichosa crisis, el mismo señor anunciaba en su fachada: «Pruebe los nuevos dulcedillos».
Se trataba de bocadillos de pan blanco con chocolate y frutas confitadas. Entré y descubrí que había sido un invento suyo…. ¡Mi enhorabuena a su departamento de I+D+i!, el hombre me miraba con cara un poco rara… Había confundido la innovación con las nuevas tecnologías y, sin saberlo, lo que había hecho era innovar en su negocio.
Para innovar no hacen falta ingenieros ni grandes inversiones. Para innovar solo hace falta, como decimos por mi tierra, «echarle imaginación a la cosa». El ser humano no ha hecho otra cosa que innovar desde que existe. La innovación y la evolución del hombre como especie van de la mano.
El que diga que no puede innovar porque no tiene recursos una de dos: O confunde innovación con otra cosa, o busca una excusa para no hacerlo.
Para innovar no hacen falta grandes presupuestos, lo único necesario es lo que hay en el interior del agujero del Donut: nada. Para innovar es suficiente con imaginar. Para imaginar solo hay que tener ganas de soñar un rato despierto.