En el título del encuentro estaba la respuesta:´¿Cómo comunicar un proyecto innovador?‘, convocado por el Vivero de Empresas de Moratalaz- URJC, dependiente del Ayuntamiento de Madrid, un evento que reunió a emprendedores y periodistas en torno a la recurrente cuestión de cómo hacer para que mi iniciativa la conozca el gran público.
La respuesta, como digo, estaba en la propia pregunta: ‘proyecto innovador’. Si realmente es innovador, el efecto inmediato es la publicación y difusión pública a través de los mass media. Si no es innovador, sino similar a algo que ya existe, la respuesta es que es el momento de invertir en una campaña de publicidad que diseñen los expertos en marketing, que para eso están.
«Nosotros no publicamos nunca notas de prensa», advirtió tajante mi colega Alberto Iglesias, subdirector de Disruptores e Innovadores del reputado diario digital El Español, que fundó y dirige Pedro J. Ramírez. Y una pregunta, también recurrente, que formulaban los emprendedores es, precisamente, cómo debo hacer para que mi nota de prensa sea publicada.
Parece ser un callejón sin salida, porque, en efecto, la nota de prensa, de las que a centenares siguen llegando a los medios de comunicación ¡a diario! está perdiendo fuelle en el ámbito periodístico, entre otras razones, porque semejan ser más un folleto publicitario que una aportación novedosa que pueda ser de interés para el lector de un periódico, radioyente o televidente.
Porque sí, es de manual, de primero de carrera, el periodismo se nutre de conflicto y de novedad, y todo lo demás no sirve ni para la sección de breves. Así que, lo que no sea disruptivo, palabro que se ha puesto de moda, como lo de resiliente (no sabía yo que nuestro idioma era tan rico y snob en algunos aspectos) no tiene hueco en un medio de comunicación, salvo que lo convierta en un anuncio publicitario, un banner lo llaman por lo general en un medio digital, o un branded content, ese eufemismo que debe ser advertido al lector en buena ley.
Aprecié por parte de los emprendedores, esos supermanes en tiempos de crisis sin los cuales la cosa de la economía no chutaría (el 90% de las empresas son pymes y autónomos) interés, a veces rozando la angustia, por estar presente en los medios de comunicación. Y lo que les transmití es que no es preciso estar para desarrollar una gran idea. «Centraos en aquello que sabéis, en inventar, en innovar, en crear, en hacer algo útil para la sociedad, que el reconocimiento llegará siempre», y también en forma de noticia si ese es el deseo.
El deseo de un periodista, por su parte, es contar a su lector algo que le interese. Y algo que le interese no es que se ha abierto una nueva boutique en la esquina del barrio, porque boutiques ya hay unas cuantas, sino que esa boutique, por poner un ejemplo, vende ropa solo de Birmania, y hecha por birmanos, mientras que sus competidores la venden de otras partes. Pero el cliente que solo quiera colgar en su percha telas birmanas confeccionadas y cosidas por birmanos sabrá que solo en esa boutique, y solo en ella, encontrará lo que está buscando.
Es harto decir que en encontrar el nicho adecuado está gran parte del éxito. Si los medios de comunicación contamos lo mismo a diario, el lector terminará por no tomarnos en serio. Lo que hacemos la mayoría desde que se inventó esto de la prensa es aparentar que tenemos esta o aquella línea editorial en la creencia de que captaremos a lectores que adquieran nuestro producto, el cual, por serle afín ideológicamente, actuará como una especie de sedante.
Pero ese lector olvida que los medios de comunicación no son oenegés, sino negocios, por eso le choca, y parece no entender siempre, que un mismo grupo de comunicación, no es preciso citar ninguno en particular porque el ciudadano es más listo de lo que pensamos, es propietario de un canal de televisión de centro de derecha, al mismo tiempo que de uno de izquierda radical, de un periódico de derechas sin más y de otro independentista: vamos, un cóctel y con alcohol de grado.
Lo que le queda al emprendedor es ser paciente, saber, como personalmente les insistí, en que salir en los medios no ha de ser donde pongan el foco, sino en su iniciativa, que, aunque no lo sepan ellos mismos, es mucho más valiosa para la sociedad de lo que creen, ocupen durante 24 horas o no un pequeño espacio en un diario digital o una entrevistilla de 5 minutos en una radio local. Lo que importa es lo que importa: hagan que sus sueños sean lo que Martin Luther King auguró, y dejen de preocuparse por si estamos o no estamos.
Pero cuando se sientan preparados, cuando su proyecto sea realmente lo nuevo, la pera limonera, lo disruptivo y resiliente y sostenible y todas esas zarandajas que admite la Real Academia (la que da por buena lo de cocreta, esa misma), cuando eso esté listo, no lo duden, sabrán que ha llegado el momento de que la sociedad sepa de ello a través de los medios de comunicación convencionales, y hasta puede que logren una portada, una entrevista en plató o en un estudio de radio de grandes cadenas.
En ese preciso instante, no lo duden, póngase en manos de quienes tienen relaciones con los medios de comunicación, de quienes sabrán conducirles por aquello que deben explicar de su madurado y novedoso proyecto, de quienes les colocarán en la contraportada de un diario de prestigio. Dejen que los periodistas especializados en comunicación les ayuden, pues ninguno como ellos conocen a los periodistas que publican a diario. Todos los agentes implicados lo agradeceremos.
Pero tampoco se vuelvan locos ni pierdan la cabeza. Que les entrevisten 4 minutos en una gran televisión es un hecho que desaparecerá como las lágrimas en la lluvia que decía nuestro replicante de cabecera en Blade Runner. Lo suyo, a lo que ustedes se dedican es a lo que entienden, y lo que entiendo yo y quiero transmitirles, y lo hice este martes cara a cara, es que es más importante lo que pensaron y desarrollan ahora que salir guapos en una foto que, aunque apenas hay papel, sigue sirviendo para envolver pescado al día siguiente.
Hagan historia, que es lo que están haciendo desde el momento en que arriesgaron sus ahorros y decidieron incluso poner en riesgo su conciliación familiar porque ya saben a estas alturas que el día se queda corto para un emprendedor. Hagan historia, que de escribir la suya ya nos ocuparemos los periodistas, en tiempo y forma.
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