Opinión Emprendedores

Salud mental y emprendedores, un binomio imprescindible

Anabel Fernández Fornelino, CEO & fundadora de Affor Health
CEO & fundadora de Affor Health

En un contexto laboral de máxima exigencia, de adaptabilidad a la incertidumbre y de velocidad a la hora de desarrollar las tareas, se le suma el estrés, uno de los riesgos psicosociales de mayor presencia en las empresas y que afecta tanto a la salud de los trabajadores como a la eficiencia de las organizaciones. Un riesgo, que por supuesto, también está presente en los emprendedores y pequeños empresarios, que como fundadores del negocio (sea o no unipersonal) y responsables de su supervivencia, del crecimiento, del bienestar del equipo, de la innovación o de la facturación tienen una gran presión en su trabajo. Sin embargo, entre las pymes y los autónomos al estrés no se le ha prestado la atención suficiente al igual que a otros riesgos asociados al trabajo como la ansiedad, la fatiga o el desgaste laboral o síndrome de burnout, que están cada vez más presentes.

La imagen que se tiene de un emprendedor es la de un líder, alguien que ‘piensa a lo grande’, que toma riesgos, que trabaja por amor a su proyecto pero que busca también el mayor beneficio posible. Y sí, suelen ser personas eficientes, dinámicas, activas, resilientes. Pero no todo es de color de rosa, precisamente en la incertidumbre y la presión está su talón de Aquiles. Las crisis de ansiedad suelen ser comunes entre quienes, como ellos, dan lo mejor de sí mismos. Según un estudio de la Universidad de Berkeley “el 72% de los emprendedores tienen problemas de salud mental, y presentan 2 veces más probabilidades de suicidarse”.

Se trata, por tanto, de un riesgo real para la salud psicosocial, y como tal debe ser abordado de manera preventiva en el entorno laboral en general y, mucho más aún, en el de las startups.

Y además, el tecnoestrés

A esa situación de presión constante se suma además la alta dependencia tecnológica que, aunque es un mal de nuestra sociedad hiperconectada, también puede afectar en mayor medida a este colectivo cuyos negocios se basan, precisamente, en la tecnología. Estamos en un mundo global, conectado 24/7, y tendemos a llevar al extremo esa hiperconectividad: queremos saber constantemente qué hace nuestro equipo, incidencias de la producción, planificación, etc. para poder actuar en el momento.

El tecnoestrés, que es el término adecuado para definir esta epidemia, hace alusión al malestar y posibles consecuencias físicas y psicológicas que produce el puesto de trabajo electrónico y el uso intensivo de las tecnologías de la información. Tiene un componente fisiológico, por la activación de los neurotransmisores, y también va acompañado de cansancio mental o agotamiento cognitivo y, en casos más extremos, de adicción. Los síntomas pueden ser problemas de sueño, dolores de cabeza, espasmos musculares, trastornos gastrointestinales, ansiedad, etc. Eso para el trabajador, pero que afecta también a la empresa y al entorno laboral -sea hacia arriba o hacia abajo- por el absentismo o la reducción del desempeño hasta llegar, a la larga, al síndrome del trabajador quemado. Y, desde luego, nadie quiere convertirse en un emprendedor quemado.

Nuevos riesgos psicosociales y su prevención

Está claro que todo esto puede tener un impacto negativo en la salud de los trabajadores y, puesto que no podemos evitar la tecnología ni la presión del mundo emprendedor, deberíamos replantearnos cómo abordar estos factores de riesgo psicosocial para paliar, al menos, sus consecuencias.

A nivel organizacional, y empezando por uno mismo, los emprendedores y startups deberían empezar por medir el impacto de estos temas para, en una primera fase, tratar de disminuir las demandas e incrementar los recursos. Algunas buenas prácticas que se pueden llevar a cabo:

  • Establecimiento de horarios claros: Definir, para nosotros y para el equipo, un horario laboral y un horario ‘off’ (sin llamadas, sin conexión) durante el que debemos evitar trabajar.
  • Cultura de comunicación responsable: Promover y favorecer una cultura donde se comprende que no es necesario responder correos o llamadas fuera del horario laboral, y educar en ella también a nuestros clientes, proveedores y entorno inversor.
  • Días de desconexión obligatoria: No hablamos de ‘trabacaciones’, ni de vacaciones semiconectadas, sino de una verdadera desconexión.
  • Conciliación saludable: El tiempo de ocio, deporte, familia, etc. es fundamental para la productividad y para tener una mente clara que permita una toma de decisiones acertadas. Pensemos, porque es así, que olvidarnos de esa parte de la vida supone una merma importante para el negocio.
  • Vigilancia profesional de la salud física y mental: Es recomendable programar revisiones médicas periódicas que incluyan una evaluación psicológica y de riesgos psicosociales, especialmente en los entornos propensos a sufrir altos niveles de exigencia y estrés como el del emprendimiento.

Los emprendedores son creadores de empleo, impulsores de la innovación, base de la economía actual. Nadie duda de que su papel es fundamental para mantener la vitalidad y la competitividad de la economía española en un entorno empresarial cada vez más dinámico y globalizado. Proteger su salud es proteger el futuro.

CEO & fundadora de Affor Health
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