Noticia Emprendedores

La década de los emprendedores de impacto

Por Redacción - Febr 22, 2021

Sonia Felipe Larios

Por Sonia Felipe Larios, Content, Marketing & Communications Director de Impact Hub Madrid

Va a cumplirse un año desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarase la COVID-19 como pandemia. Doce meses que han cambiado nuestras vidas con un gran impacto sanitario, económico y social, y que alcanza su cúspide en el dolor de las pérdidas humanas. Con el inicio de 2021 han llegado las vacunas y en el horizonte se ha empezado a vislumbrar un halo de esperanza, pero la incertidumbre seguirá siendo una compañera de viaje durante un tiempo.

Ante esta coyuntura, ¿Qué rol puede jugar el ecosistema emprendedor y pyme para impulsar la recuperación económica y social ante la mayor crisis global desde la II Guerra Mundial? Salir de esta va a requerir de nuevas ideas, nuevas soluciones y enfoques para dar respuesta a los grandes desafíos que se abren por la pandemia, así como otros que arrastramos y a los que no habíamos prestado suficiente atención, como el cambio climático. El emprendimiento de impacto, representado por personas emprendedoras, startups y pymes cuyo negocio está orientado a generar impacto positivo, va a ser clave durante la pandemia y en la etapa posterior de regeneración que necesitaremos.

Durante la pasada década vivimos el alumbramiento de la figura del emprendedor como nuevo actor relevante de desarrollo económico, sobre todo en empresas de base tecnológica. Pero el emprendimiento social o de impacto ha ido ganando terreno en el imaginario colectivo en los últimos años, motivado por el impulso definitivo de la sostenibilidad en las grandes empresas, que poco a poco se ha ido impregnando en el resto de la cadena de valor. Una de cada 3 startups busca generar un cambio social o ambiental positivo, según el Global Entrepreneurship Monitor. Hoy esa apuesta por la sostenibilidad y el impacto positivo es una declaración de intenciones expresa por parte de empresas de distinto tamaño y de las administraciones públicas.

La Estrategia España Nación Emprendedora, presentada el 11 de febrero de 2021, alude precisamente a la necesidad de crear un marco favorable para el emprendimiento innovador, de triple balance (social, ambiental y económico) por su potencial de crecimiento, creación de empleo y riqueza e innovación. La transformación de la economía y del modelo productivo del país pasa, asegura el informe, por apoyar emprendimientos emergentes con propuestas innovadoras y con impacto social. Sin olvidar el necesario apoyo a las pymes para favorecer su transformación hacia la sostenibilidad y la innovación si quieren estar preparadas para el mundo que viene.

Impacto real

El emprendimiento social o de impacto ha dejado de ser una tendencia aspiracional para convertirse en una realidad, motivado por esas ganas de solventar problemáticas sociales, medioambientales o de desigualdad, con proyectos empresariales que generan una transformación real en cualquier sector de actividad. Más allá de la forma jurídica y el tamaño de las empresas, el emprendimiento social alude a una forma de realizar negocios que trasciende la figura del innovador en solitario con una idea para cambiar el mundo. Bajo este concepto tienen cabida startups y pequeñas y medianas empresas que incorporan en sus modelos de negocio un enfoque de triple balance, con un equilibrio saludable entre la forma de generar beneficios y el impacto de su actividad en las personas y el medio ambiente.

Otro ejemplo, son las B Corp, un movimiento global de empresas que utilizan la fuerza de los negocios para generar impacto positivo en la sociedad. Nacido en 2006 en Estados Unidos, hasta 2016 no se constituyó en España y hoy lo forman más de 80 empresas, entre ellas Impact Hub Madrid y algunas de tamaño considerable como Danone o Triodos Bank. A nivel global este club de “Buenas empresas para el mundo” lo forman 3.500 empresas, un número importante pero que deja margen aún para añadir a nuevas organizaciones en todo el mundo.

Innovación y colaboración

Los emprendedores o empresas sociales buscan, a través de su actividad económica, mejorar su entorno, ciudad o país, como recoge el “Informe de Impacto Global 2020”, elaborado por el Centro de Emprendimiento Social de la Universidad de Economía y Negocios de Viena a partir de la encuesta anual que la red Impact Hub realiza entre su red de 17.000 profesionales de más de 55 países. Así, el 63% del ecosistema emprendedor internacional prioriza el impacto social y medioambiental en su modelo de negocio y el 84% destaca el valor añadido que les proporciona el hecho de formar parte de una comunidad transformadora.

Del emprendimiento social o de impacto nos beneficiamos todas las personas, porque ayuda a dinamizar la economía y a generar empleo. Y, además, es rentable: el 67% de los miembros de la red de Impact Hub asegura que en el último ejercicio su compañía ha crecido por encima del 10%. Además, solo en 2019 estas empresas crearon cerca de 5.000 nuevos empleos.

El Informe de Impacto Global de 2020 recoge la importancia de impulsar las comunidades colaborativas como uno de los principales beneficios de trabajar en una red de emprendimiento y refleja que el 85% de los profesionales que integran Impact Hub a nivel global vinculan su actividad con alguno o varios Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Para generar ese efecto positivo en España, el emprendimiento con propósito va a resultar clave para la reactivación económica, como pone de manifiesto el “Índice de Ecosistemas de Impacto”, elaborado por la red Impact Hub en España. Este informe analiza de qué manera se fomenta el emprendimiento en cada una de las provincias españolas. Hay comunidades autónomas como Euskadi, Cataluña, Madrid, Navarra o Aragón que están más avanzadas, pero si algo tienen en común es que cada vez hay más predisposición a través de la actividad emprendedora a dar respuesta a los retos sociales y enfocar el modelo de negocio hacia la generación de un impacto social o medioambiental positivo.

Tenemos una oportunidad histórica de seguir impulsando esos ecosistemas como el caldo de cultivo idóneo para que florezca un modelo de empresa, economía y sociedad que pone en el centro a las personas y el planeta. Atrevámonos a imaginarlo durante la década que arranca con el año 2021.

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