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El primer paso para que los Emprendedores consigan financiación

No descubro nada nuevo si afirmo que encontrar financiación es el gran reto de los emprendedores que dan sus primeros pasos en el proceso mundo de los negocios. Es difícil conseguirlo. Muy difícil. Pero a veces, los emprendedores ponen todo de su parte para no lograrlo.

Últimamente escucho furibundas críticas sobre el plan de negocio. Escucho que su importancia está sobrevalorada, que es inútil por cuanto resulta imposible adivinar el futuro, que en ocasiones es un copia – pega de Dios sabe dónde… escucho muchas cosas y en su mayor parte proveniente de jóvenes que se han visto frustrados en su búsqueda de financiación.

El plan de negocio no es una profecía de Nostradamus. Y las proyecciones financieras que incluye no son un décimo de lotería. La razón de ser del plan de empresa es documentar el modelo de negocio que pretende seguir el emprendedor, es decir, la manera en la que pretende convertir su idea en dinero.

El modelo de negocio identifica el eslabón de la cadena de valor donde se ubica el emprendedor y explica la manera en la que éste accederá a los clientes proporcionándoles sus productos y servicios.

La cadena de valor es la sucesión de actividades que parten desde la necesidad del cliente hasta el servicio final. Cada una de ellas es como un eslabón de una cadena. El secreto consiste en posicionarse en el eslabón que más valor añade (suele ser tecnológico, normalmente) y olvidar los demás. La integración hacia arriba o hacia abajo fuera de nuestra especializad o “core business” (esto es, añadir actividades a nuestro negocio que podrían ser realizadas por terceros) sólo consigue aumentar las necesidades de financiación a cambio de un menor margen. Recordemos que nos ubicamos en el eslabón de más valor.

Pondré un ejemplo: supongamos que hemos diseñado un software que unido a determinado hardware (por ejemplo, una cámara de vídeo) mejora los resultados. Tenemos dos opciones: podemos convertirnos en vendedores de cámaras “tuneadas” o simplemente distribuir nuestro software.

En el primer caso nos veremos obligados a tener inventario, hacer pedidos mínimos, gestionar devoluciones, incidencias… En el segundo caso únicamente nos centramos en lo que somos fuertes: tecnología. Ahorramos inversiones y, simplificando el modelo de negocio, capturamos un importante margen pues en esa cadena de valor nosotros aportamos la clave: la innovación tecnológica.

Para eso vale un plan de negocio, para centrar el tiro. Y ese “centrar el tiro” se traduce en menores inversiones, menores necesidades de financiación y, por tanto, más opciones de encontrar financiación y empezar a trabajar.

Identificar nuestro punto fuerte, posicionarnos en él, encontrar proveedores para el resto e identificar vías fáciles, rápidas y baratas para acceder a clientes diferencia en ocasiones la startups que sale a flote de la que no.

Suerte.

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