Opinión Autónomos

Gestión e innovación, las asignaturas pendientes de las pymes

Alejandro Peñas, fundador de Pymeros
Fundador de Pymeros

Emprender es un viaje lleno de sueños, inquietudes, expectativas. A menudo implica adentrarse en territorios desconocidos sin garantías de seguridad. Aunque en algunos casos se puede continuar con un negocio familiar, lo que implica más bien conservar que iniciar, liderar una pequeña empresa es un reto para el que nunca hay suficientes manos ni conocimientos, y la formación continua y especializada es clave para navegar hacia el futuro sin hundirse.

Generalmente un emprendedor o empresario inicia un negocio en aquello que conoce bien, concentrándose en la entrega de sus productos y servicios. Y esto está bien, pero en los inicios -y más adelante también-, tendrá que gestionar múltiples áreas críticas como administración, logística, ventas, finanzas y recursos humanos. La falta de experiencia en estas áreas empresariales obliga a un aprendizaje acelerado para la supervivencia del negocio.

No es por ser agorero, pero con frecuencia, el crecimiento es caótico y atropellado, y la acumulación de errores acaba resultando en la quiebra de muchas empresas; estadísticamente, el 60% de las empresas quiebran en sus primeros cinco años. Muchas veces son las ventas las que fallan y muchas buenas ideas no despegan porque el emprendedor no sabe cómo salir al mercado. O si, por el contrario, el emprendedor tiene un perfil comercial fuerte, es posible que haga arrancar el proyecto, pero si no tiene experiencia en la construcción de un equipo, puede que el crecimiento se descontrole y la empresa ‘muera de éxito’.

El conjunto armónico de todas estas habilidades y conocimientos necesarios para saber cómo hacer funcionar una compañía es lo que conocemos como gestión empresarial: estrategia, marketing, ventas, recursos humanos, procesos empresariales, plan de negocio, metodología de mejora y, por supuesto, un plan financiero sólido y bien atado. Y si el emprendedor no es capaz de incorporar a su “caja de herramientas” todas estas habilidades del buen empresario, lo más normal es que su proyecto no llegue muy lejos.

La solución está en la formación. Sin embargo, el tiempo es un recurso escaso cuando se enfrentan los desafíos diarios de un negocio. Lo habitual es descuidar la formación una vez que el negocio está en marcha, priorizando lo urgente sobre lo importante.

Mentorizar para avanzar

La mentoría se presenta como un enfoque más práctico y efectivo que la formación tradicional. Porque la formación “teórica” no incorpora con frecuencia la realidad de lo que significa levantar un proyecto desde cero. Sin embargo, un mentor con experiencia real en el desarrollo de negocios, conoce de primera mano las distintas fases por las que pasa un negocio pudiendo combinar, por ejemplo, la teoría del reclutamiento con consejos y recomendaciones prácticas y sugerencias para enfrentarse a los retos del día a día. Todo ello mediante un aprendizaje muy práctico y acelerado.

Solo una reflexión para terminar: si estás sufriendo con tu experiencia empresarial, ya sea porque no logras alcanzar tus objetivos empresariales o porque te esté costando encontrar un equilibrio entre lo profesional y lo personal, ¿te has planteado pedir ayuda?

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