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Esta es una pregunta a la que me enfrento a menudo cuando hablo con personas emprendedoras que están intentando sacar adelante un proyecto. Y las respuestas no son sencillas ni simples. A pesar de ello, intentaré dar algunas respuestas en el presente artículo.
En primer lugar, emprender jamás ha sido (y probablemente jamás será) algo sencillo. Por razones obvias. Nada de lo que vale realmente la pena es sencillo de conseguir. Y como la recompensa de alcanzar el éxito con un negocio es bastante grande, sería demasiado pedir que también fuera sencillo.
El factor humano también influye decisivamente en este punto. En algunos otros artículos hemos demostrado que la mayor parte de las energías y talentos de los componentes de la empresa tienden a desperdiciarse en conflictos y disputas internas. Y esto, es una pesada carga para el proyecto.
Pero lo que, a mi juicio, hace más complicado, conseguir un éxito sencillo es el propio camino del emprendedor. Y el secreto de ese camino está en su mente y en su forma de pensar. Un emprendedor es alguien que hace que las cosas ocurran, sobre todo cuando otros no se atreven a intentarlo siquiera. Y para eso hace falta un tipo de persona muy especial.
Otra de las preguntas que comúnmente recibo es: ¿cualquier persona puede ser emprendedor? Otra respuesta complicada. Con la disposición y ganas de aprender adecuadas, sí. De eso se trata. El problema es que no todos consiguen alcanzar el grado de perseverancia necesario y se retiran cuando su paciencia ya no da más de sí.
No obstante, resulta complicado pensar que todas las personas van a convertirse en emprendedores de la noche a la mañana, algunas de estas personas aman demasiado la seguridad y no corren riesgos, con lo cual, es tremendamente complicado que se planteen siquiera llegar a ser emprendedores.
Y aquí tenemos que volver a dar un tirón de orejas a la educación actual. En alguna ocasión ya hemos dicho que la educación actual no enseña otra cosa sino conocimientos vacíos, en muy pocos casos ofrece una formación integral para la persona y, lo que es más importante, a saber pensar por uno mismo.
De hecho, las personas con altos niveles de creatividad (y, por tanto, las más predispuestas por naturaleza para ser emprendedores) suelen ser personas problemáticas en el colegio, pues no suelen tener una predisposición natural a la disciplina y a las normas estrictas que se espera de todo estudiante. No obstante, si alcanzan a descubrir un área de su interés, pueden desplegar por completo su potencial.
El enfoque y la formación del emprendedor son las principales herramientas con que va a disponer para hacer crecer las posibilidades de éxito de su proyecto. De nada sirven una buena idea y el capital necesario (aunque son importantes) si el emprendedor no está comprometido y dispuesto a hacer algunos sacrificios por su proyecto.
Consultor de Empresas
Web: www.jma-asesores.com
