Por Redacción - Dic 30, 2025
La estrategia de sostenibilidad de BBVA durante el presente ejercicio de 2025 se ha consolidado como un eje vertebrador que trasciende la mera responsabilidad corporativa para convertirse en un motor financiero de primer orden. Esta evolución se manifiesta en una arquitectura de negocio que prioriza la transición energética y el apoyo social en geografías tan diversas como España, México, Turquía y América del Sur. La entidad ha sabido interpretar las necesidades particulares de cada mercado, integrando soluciones que abarcan desde el desarrollo de infraestructuras críticas hasta el empoderamiento de pequeñas unidades productivas. El compromiso se apoya en un despliegue de equipos especializados que operan bajo un modelo de asesoramiento avanzado, permitiendo que tanto las grandes corporaciones como las familias tomen decisiones financieras basadas en criterios de impacto positivo y resiliencia climática.
En el ámbito de la energía y la transformación industrial, la actividad crediticia ha mostrado una intensidad notable en este 2025. En el mercado español, el banco ha liderado operaciones de gran calado, destacando la gestión de líneas de crédito vinculadas a objetivos de sostenibilidad para gigantes energéticos como Iberdrola, además de participar activamente en la financiación de plantas de hidrógeno en el País Vasco, una tecnología esencial para la descarbonización de la industria pesada. Esta tendencia se replica en el Cono Sur, donde el respaldo a la generación renovable y a la bioeconomía en Argentina evidencia una apuesta decidida por fuentes de energía alternativas. Por su parte, en Turquía, la filial Garanti BBVA ha centrado sus esfuerzos en elevar los estándares de eficiencia en los cinturones industriales más relevantes del país, facilitando que las empresas reduzcan su huella de carbono mediante la modernización de sus procesos productivos.
La atención a sectores tradicionalmente complejos, como el textil o la agricultura, también ha experimentado un salto cualitativo mediante alianzas estratégicas. En México, la colaboración con instituciones públicas y organismos de desarrollo ha permitido habilitar programas de apoyo financiero masivo orientados a pymes del calzado y la moda, sectores vitales para la economía local. Simultáneamente, en Colombia, se han implementado mecanismos de financiación que vinculan las condiciones del crédito al desempeño ambiental de los proveedores agroindustriales. Este modelo de incentivos resulta fundamental para asegurar que toda la cadena de valor, y no solo las grandes empresas tractoras, participe en la transición hacia prácticas más respetuosas con el entorno. La integración de estos criterios en la compra de insumos, como fertilizantes sostenibles, demuestra una visión holística que busca la seguridad alimentaria y la eficiencia operativa.
En cuanto a la infraestructura urbana y la movilidad, el banco ha desarrollado soluciones que impactan directamente en el ciudadano y en el tejido empresarial de proximidad. La rehabilitación energética de viviendas en España ha recibido un impulso sin precedentes a través de productos diseñados para monetizar los Certificados de Ahorro Energético, facilitando que las comunidades de propietarios reduzcan su gasto corriente mientras mejoran la habitabilidad de sus inmuebles. Esta estrategia se complementa con un refuerzo en las opciones de movilidad eléctrica, donde el leasing y el renting se han posicionado como las herramientas preferidas por las empresas para renovar sus flotas bajo criterios de bajas emisiones. En otros mercados como Perú, la entidad ha abordado los desafíos de industrias pesadas como la minería y el cemento, estructurando préstamos ligados a indicadores clave de desempeño que obligan a las compañías a cumplir metas ambientales estrictas.
La dimensión social y la protección del capital natural representan los pilares más innovadores de este año. La emisión del primer bono de biodiversidad en Turquía destinado a la protección de ecosistemas marinos en el Mediterráneo marca un hito en la banca privada, reconociendo el valor intrínseco de los servicios ecosistémicos. Al mismo tiempo, el enfoque social ha cobrado fuerza en la región andina con el lanzamiento de bonos de género, diseñados específicamente para financiar microempresas lideradas por mujeres. Estas operaciones no solo buscan la rentabilidad financiera, sino que aspiran a transformar el tejido social proporcionando herramientas de crecimiento a colectivos que tradicionalmente han enfrentado mayores barreras de acceso al crédito. Con un objetivo ambicioso de canalizar 700.000 millones de euros hasta 2029, BBVA reafirma su posición como un facilitador de la nueva economía global.