Por Redacción - Dic 9, 2025
La llegada de la inteligencia artificial ha redefinido la manera en que las organizaciones operan y se relacionan internamente, proponiendo un cambio fundamental que va mucho más allá de la mera implementación tecnológica. Las empresas, en la actualidad, se enfrentan a la compleja tarea de integrar esta tecnología de forma transparente y sin fricciones en sus rutinas diarias, entendiendo que la IA no constituye un fin en sí mismo, sino un potente motor capaz de impulsar la agilidad, la productividad y la creatividad colectiva. Esta visión, respaldada por un análisis exhaustivo de Vidext en colaboración con líderes de Recursos Humanos, Formación, Employer Branding y Managers en España, sitúa la comunicación interna en el epicentro de la estrategia corporativa, marcando la pauta para los desafíos que se presentarán en 2026. La saturación informativa, la imperiosa necesidad de inmediatez y el cambio en los hábitos de consumo hacia experiencias claras y rápidas obligan a la comunicación corporativa a evolucionar, encontrando en la automatización y la escalabilidad de contenidos, sin detrimento de la calidad, la vía para optimizar su impacto y relevancia.
Uno de los retos más apremiantes que las compañías deberán abordar es la necesidad de comunicar efectivamente en un contexto dominado por la inmediatez. A pesar de la velocidad con la que se consume la información en la sociedad actual, una abrumadora mayoría de las empresas, hasta un 90%, sigue anclada en formatos que ya resultan obsoletos, como los documentos PDF, las presentaciones en PowerPoint o los correos internos masivos. Contrariamente, tan solo un escaso 11% ha adoptado plataformas de creación de contenido asistidas por inteligencia artificial. Este desfase genera una visible brecha en el alineamiento interno, donde los empleados manifiestan una desconexión palpable con los objetivos y la visión corporativa. La solución pasa necesariamente por una modernización profunda de la comunicación, transitando hacia la generación de contenidos dinámicos, digitales y fácilmente actualizables, que sintonicen con los hábitos de consumo contemporáneos y sean accesibles sin restricciones geográficas o temporales.
A esto se suma la dificultad de crear equipos alineados y altamente competentes a través de modelos formativos que han quedado rezagados. Un 64% de las organizaciones persisten en el uso de formaciones presenciales y de naturaleza repetitiva, caracterizadas por una baja digitalización y una medición de impacto casi inexistente. Esta metodología no solo frena la eficacia operativa, sino que también provoca interrupciones innecesarias. Tanto empleados como responsables coinciden en señalar que estos formatos no se adaptan al ritmo real de trabajo ni garantizan una retención efectiva del conocimiento. El camino a seguir, por consiguiente, implica la adopción de formatos flexibles, accesibles y constantemente actualizables, con contenidos inteligentes que se personalicen a las necesidades específicas de cada trabajador. Esto no solo promueve un aprendizaje continuo y eficiente, sino que también contribuye a la reducción de costes operacionales.
Otro punto crítico reside en la necesidad de fomentar empleados con iniciativa y capacidad de autogestión en la producción de materiales de comunicación. Cerca de la mitad de las empresas españolas aún dependen de agencias externas o de equipos internos excesivamente saturados para esta función. Alarmantemente, un 77% de ellas admite carecer de la capacidad interna suficiente para generar estos contenidos sin la intervención de múltiples departamentos. Este proceso no solo se vuelve lento, sino que también compromete la coherencia del mensaje. De cara a 2026, será indispensable dotar a los trabajadores de herramientas intuitivas y soluciones de inteligencia artificial que les permitan producir contenidos de manera autónoma, con rapidez y eficiencia. Esta autonomía se traduce directamente en una significativa reducción de costes y en un notable incremento de la agilidad general del negocio.
La cuarta preocupación, reducir las tareas de poco impacto, se manifiesta en la lucha constante por mantener la vigencia de los contenidos internos. Un 58% de las compañías reconoce que sus materiales caen rápidamente en la obsolescencia. Para un 36%, la actualización se percibe como una tarea tediosa que se pospone sistemáticamente, impactando negativamente tanto en la agilidad operativa como en la motivación de los equipos. La estrategia para mitigar este efecto pasa por la incorporación de herramientas que automaticen estos procesos de revisión y actualización, garantizando que la información esté siempre vigente. Esta automatización permite liberar tiempo y recursos valiosos que podrán destinarse a tareas de mayor valor estratégico, estimulando la creatividad, la curiosidad y la construcción de un ambiente de trabajo mucho más fluido.
Finalmente, el desafío de conectar la cultura de la organización con el equipo subraya que el formato y la calidad de la comunicación interna son determinantes para el nivel de identificación cultural. A pesar de que el vídeo se posiciona como el formato preferido, un dato crucial revela su ineficacia si no es lo suficientemente atractivo: el 67% de los empleados abandona el consumo del contenido si este no logra captar su atención en los primeros 30 segundos. Para el año 2026, la inversión en contenidos dinámicos y, crucialmente, medibles, será esencial. Las métricas deben trascender el simple alcance para ofrecer insights sobre la comprensión y el impacto real que el contenido está teniendo en el desempeño laboral. Esto es fundamental para construir una comunicación interna que sea verdaderamente efectiva y fomente un compromiso sólido. La integración de la inteligencia artificial, por lo tanto, se establece como una cuestión de alta relevancia estratégica, más allá de lo puramente tecnológico, al permitir transformar procesos caducos en dinámicas ágiles, elevando la experiencia del empleado y blindando la cultura corporativa. Vidext, con su apuesta por la automatización y los datos, demuestra que la conversión de contenidos internos en experiencias dinámicas y estratégicas no es solo una opción, sino la clave ineludible para prosperar en un contexto cada vez más digitalizado y demandante.