Reportaje Startups

Ventajas estratégicas de los tratados bilaterales en la expansión de pymes y empresas emergentes

Responsable de Redes Sociales y redactora de TodoStartups

Cuando se está en pleno proceso de expansión de una startup o de una pyme hay que tener en cuenta muchas situaciones y variantes, algo que saben a la perfección los emprendedores. En este contexto, hay que hablar de los tratados bilaterales de comercio, que se han convertido en imprescindibles en las estrategias de expansión internacional de este tipo de empresas. Aunque estos acuerdos han sido tradicionalmente herramientas de política comercial entre gobiernos, su impacto práctico sobre el tejido empresarial, especialmente en empresas de base innovadora o tecnológica, ha crecido de forma sostenida. Lejos de ser un instrumento reservado para grandes corporaciones, los tratados bilaterales representan hoy una vía tangible para reducir barreras, optimizar costes operativos y acelerar la penetración en nuevos mercados por parte de negocios emergentes con vocación internacional.

La lógica que sustenta un tratado bilateral es sencilla en su formulación pero profunda en sus consecuencias: dos países acuerdan condiciones preferenciales para el comercio de bienes, servicios e inversiones entre sí. Estas condiciones pueden implicar la reducción o eliminación de aranceles, la homologación de normativas técnicas, la apertura de sectores estratégicos, la protección de inversiones o la agilización de trámites aduaneros. Para una pyme que planea exportar su producto o escalar su modelo de negocio en un entorno internacional, estas disposiciones pueden marcar la diferencia entre una expansión viable y un intento fallido.

Una de las principales ventajas que ofrecen estos acuerdos es la reducción de costes derivados de los aranceles y tributos aduaneros. Muchos tratados bilaterales contemplan listas de productos o servicios que pueden comercializarse con tasas reducidas o exentas entre los países firmantes. Para empresas de menor tamaño, que operan con márgenes ajustados y limitaciones presupuestarias, esta ventaja puede traducirse en un ahorro sustancial. Además, al suprimir o mitigar estos sobrecostes, los tratados mejoran la competitividad de las empresas locales frente a actores ya establecidos en el mercado de destino.

Más allá del aspecto arancelario, los tratados bilaterales pueden simplificar significativamente la operativa legal y logística. En muchos casos, contemplan la homologación de estándares técnicos, sanitarios o de calidad, lo que permite a las empresas evitar procesos costosos y prolongados de certificación individual en cada país. También suelen establecer mecanismos para la solución de controversias, lo que aporta mayor seguridad jurídica a las inversiones y operaciones transfronterizas. Estos factores contribuyen a reducir la incertidumbre, un elemento crítico para la planificación estratégica de cualquier empresa que se lanza a operar fuera de su mercado doméstico.

En el caso específico de las startups, que suelen apostar por modelos de crecimiento rápido y escalabilidad global, el acceso a tratados bilaterales bien estructurados puede acelerar considerablemente el proceso de validación y entrada a nuevos mercados. Un acuerdo que reduzca barreras para la prestación de servicios digitales o que facilite la transferencia de datos transfronteriza puede abrir puertas en sectores clave como el fintech, la salud digital, el e-learning o la inteligencia artificial. Para proyectos tecnológicos que necesitan operar en más de un país desde fases tempranas, estas condiciones no son meramente beneficiosas, sino a menudo imprescindibles.

El valor estratégico de los tratados bilaterales se acentúa aún más cuando se alinean con políticas de apoyo institucional y con la capacidad del ecosistema emprendedor para identificar oportunidades concretas. En este sentido, muchas agencias de promoción de exportaciones y organismos multilaterales ofrecen herramientas y asesoramiento para que las empresas aprovechen las ventajas contenidas en los acuerdos suscritos por su país. Plataformas como Access2Markets, de la Unión Europea, o los portales de comercio exterior de organismos como ICEX, ProColombia o ProChile permiten consultar las condiciones específicas de cada tratado y evaluar su aplicabilidad a productos o sectores determinados.

Uno de los desafíos más comunes entre las pymes es el desconocimiento o la subutilización de estos acuerdos. Diversos estudios han demostrado que una proporción significativa de las pequeñas y medianas empresas no aprovechan los tratados disponibles por falta de información, desconocimiento de los trámites o dificultades para acreditar el origen preferencial de sus productos. Este desajuste entre el potencial de los tratados y su uso efectivo por parte del tejido empresarial subraya la necesidad de reforzar los mecanismos de divulgación y formación, especialmente en segmentos emprendedores con alto potencial exportador.

Además, los tratados bilaterales pueden ser una vía para contrarrestar las desventajas estructurales que enfrentan las pymes respecto a las grandes corporaciones. Mientras que estas últimas suelen contar con equipos jurídicos, financieros y logísticos especializados en comercio internacional, las pymes deben hacer frente a los mismos desafíos con menos recursos. En este contexto, los acuerdos bilaterales actúan como un nivelador parcial del terreno, al establecer reglas claras, reducir trabas y ofrecer marcos de cooperación que benefician también a las empresas más pequeñas.

En términos geográficos, los tratados bilaterales permiten además diversificar los destinos comerciales y reducir la dependencia de mercados tradicionales. Esto resulta especialmente relevante en coyunturas de inestabilidad económica o de tensiones geopolíticas, donde la diversificación se convierte en una estrategia de resiliencia empresarial. Una startup que opera en Latinoamérica, por ejemplo, puede explorar acuerdos bilaterales con mercados asiáticos o europeos para mitigar los efectos de crisis regionales o para posicionar su producto en ecosistemas más dinámicos.

Asimismo, los tratados no solo contemplan el intercambio de bienes, sino también de servicios, inversiones y propiedad intelectual. Este aspecto es clave para startups que basan su modelo en activos intangibles o que ofrecen soluciones B2B escalables. Un tratado que contemple cláusulas de protección de datos, respeto a los derechos de autor o reciprocidad en contratación pública puede ampliar considerablemente el campo de actuación de estas empresas y darles acceso a contratos internacionales, rondas de inversión extranjera o consorcios tecnológicos.

No obstante, el aprovechamiento efectivo de estas ventajas requiere un enfoque estratégico y proactivo por parte de las empresas. La simple existencia de un tratado no garantiza el éxito internacional. Es necesario realizar un análisis detallado de su contenido, entender las condiciones de acceso preferencial, identificar los sectores beneficiados y evaluar si el producto o servicio ofrecido se ajusta a los criterios establecidos. En este proceso, el apoyo de asesores especializados, cámaras de comercio o consultoras en internacionalización puede marcar la diferencia.

Los tratados bilaterales de comercio constituyen una herramienta con alto potencial para pymes y empresas emergentes con aspiraciones de expansión internacional. Al reducir barreras arancelarias y regulatorias, generar certidumbre jurídica y facilitar el acceso a nuevos mercados, estos acuerdos se consolidan como catalizadores del crecimiento global en el ecosistema emprendedor. Aun así, su impacto dependerá de la capacidad de las empresas para informarse, adaptarse y ejecutar una estrategia exterior que incorpore de forma realista y eficaz las ventajas que ofrecen estos instrumentos multilaterales.

En un momento en el que la competitividad global exige agilidad, conocimiento y alianzas bien escogidas, los tratados bilaterales no deben entenderse como un simple marco legal, sino como una plataforma estratégica que puede potenciar las capacidades exportadoras del emprendimiento moderno. Con una visión clara, planificación adecuada y recursos bien dirigidos, el acceso a estos tratados puede convertirse en una ventaja decisiva para posicionar productos, atraer capital, generar empleo y consolidar modelos de negocio sostenibles más allá de las fronteras nacionales.

Responsable de Redes Sociales y redactora de TodoStartups
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