Por Redacción - Dic 23, 2025
La consultora tecnológica Excelia ha presentado un análisis detallado sobre las fuerzas que regirán el progreso corporativo durante el próximo ejercicio de 2026. En este escenario, la tecnología trasciende su papel tradicional de herramienta de apoyo para consolidarse como el sistema nervioso central de cualquier organización que aspire a la resiliencia y al crecimiento. Madrid se convierte así en el epicentro de una reflexión profunda donde la inteligencia artificial, el rigor normativo y la arquitectura digital se entrelazan para redefinir el modelo operativo de las empresas modernas, situando la eficiencia y la ética en el centro de todas las decisiones estratégicas.
La modernización de los sistemas heredados se posiciona como una de las prioridades más acuciantes para los departamentos de tecnología. Mediante el uso de inteligencia artificial, las compañías están logrando refactorizar códigos antiguos y optimizar procesos que hasta ahora suponían un lastre operativo. Esta transición no se limita a un cambio de software, sino que representa una renovación profunda de la infraestructura que permite a las organizaciones ser más ágiles sin interrumpir su actividad diaria. La capacidad de documentar y mejorar sistemas complejos de forma automatizada reduce drásticamente los costes de mantenimiento y abre la puerta a una escalabilidad que antes resultaba inalcanzable para muchas estructuras tradicionales.
Paralelamente, la gobernanza de la inteligencia artificial se establece como un pilar innegociable. A medida que estas herramientas se integran en procesos críticos, la necesidad de marcos éticos y de seguridad se vuelve imperativa para mitigar sesgos y garantizar que los algoritmos operen bajo una supervisión humana coherente. Esta tendencia se complementa con una transformación radical del puesto de trabajo, donde los asistentes inteligentes asumen las tareas más monótonas. El objetivo es liberar el potencial creativo del capital humano, permitiendo que los empleados se enfoquen en la generación de valor estratégico mientras la tecnología gestiona el flujo de datos y la toma de decisiones rutinaria.
La seguridad digital también experimenta un cambio de paradigma hacia el año 2026. El concepto tradicional de perímetro físico ha desaparecido por completo, dando paso a la identidad como la nueva frontera de protección. La implementación de modelos de confianza cero, conocidos como Zero Trust, evoluciona hacia sistemas proactivos que analizan el comportamiento y el contexto de cada acceso en tiempo real. Ya no basta con una contraseña; la validación debe ser continua y sensible al riesgo específico de cada interacción. Esta protección se extiende inevitablemente a la cadena de proveedores, reconociendo que la vulnerabilidad de un tercero puede comprometer la integridad de toda la estructura empresarial.
El cumplimiento normativo ha dejado de ser una carga administrativa para transformarse en una ventaja estratégica. La integración nativa de regulaciones internacionales como el AI Act o las directivas de resiliencia operativa permite a las empresas navegar con mayor seguridad en un mercado global cada vez más vigilado. Este rigor se traslada también al ámbito financiero, donde la interconexión digital permite una gestión de tesorería y contabilidad autónoma y sin errores. Finalmente, el compromiso con la sostenibilidad tecnológica o Green IT asegura que este avance no se produzca a costa del medio ambiente, optimizando el consumo energético de los centros de datos y alineando la innovación con los objetivos de responsabilidad social corporativa.