Por Redacción - Dic 3, 2025
El sector del Gran Consumo en España se erige como un auténtico pilar de la estructura económica nacional. Su contribución no se limita únicamente a las cifras macroeconómicas, siendo innegable su impacto en la cohesión social y territorial. Las Marcas de Fabricante, pieza central de este mecanismo, representan un 7,5% del Producto Interior Bruto (PIB) español, siendo responsables de más de 1.377.000 puestos de trabajo directos y de la aportación de más de 13.000 millones de euros anuales en tributos a las arcas públicas. Estas cifras las sitúan como actores insustituibles para el desarrollo y la estabilidad del sector. Además, su compromiso va más allá de lo económico, ya que generan el 65% del empleo dentro del Gran Consumo y demuestran una apuesta firme por la igualdad de oportunidades, la atracción de talento joven y, de manera crucial, la lucha contra la despoblación en la España Vaciada. El aumento del 13% en la incorporación de mujeres, del 38% en el empleo juvenil y del 16% en puestos de trabajo en zonas rurales, donde el 40% de sus plantas productivas se localizan en municipios con menos de 20.000 habitantes, son prueba palpable de su arraigo territorial y su capacidad para crear más de 175.000 empleos descentralizados.
Para sostener este influjo positivo, que se traduce directamente en bienestar y riqueza para el país, existe un factor que opera como motor esencial: la innovación. Este impulso no es un lujo al que el sector pueda renunciar, sino una necesidad que garantiza la libertad de elección del consumidor, quien demanda constantemente productos que se adapten a sus estilos de vida, más saludables, más sostenibles y que simplifiquen su cotidianidad. La innovación es la fuerza que dinamiza las categorías de productos, previniendo el estancamiento del mercado y asegurando un crecimiento sostenido que irradia beneficios a toda la economía. Consciente de este papel estratégico, la asociación Promarca ha puesto el foco en la urgencia de revitalizar este ámbito, proponiendo una hoja de ruta que requiere la colaboración de todos los agentes implicados para potenciar su efecto.
Aunque el Gran Consumo español ha demostrado una notable resiliencia, con un crecimiento acumulado del 3,5% hasta agosto de 2025, la continuidad de este ritmo exige que la innovación sea una prioridad no sujeta a negociación. Los datos recogidos en el ‘Radar de la Innovación 2024’ de Wordpanel by Numerator son categóricos: la innovación impulsada por las Marcas de Fabricante es el gran generador de negocio incremental. Esto implica que las ventas que provienen de estas novedades son ventas genuinamente nuevas que no restan mercado a las referencias ya existentes. A lo largo de 2024, el negocio incremental generado por estas innovaciones alcanzó el 65%, una cifra que subraya su capacidad para expandir el mercado y añadir valor a toda la cadena de suministro. Este beneficio no se queda solo en el fabricante, ya que la distribución también se ve significativamente favorecida, reportando una incrementalidad del 44% para el sector minorista. Esta capacidad de generar nuevas oportunidades y de satisfacer demandas aún no cubiertas consolida a la innovación como el verdadero catalizador de la competitividad y el crecimiento para el Gran Consumo en España.
Fernando Fernández Soriano, presidente de Promarca, ha enfatizado la importancia de esta palanca: "La innovación es fundamental para evitar el estancamiento del mercado y asegurar su crecimiento". En sus palabras, al lanzar al mercado productos nuevos y relevantes, se aviva el interés, se encuentran respuestas a nuevas necesidades y se imprime una vitalidad al sector que repercute de forma positiva en los consumidores, distribuidores y fabricantes por igual. Esta tesis no es patrimonio exclusivo del sector, sino que encuentra eco en los principios de crecimiento económico que sustentan los Premios Nobel de Economía 2025. Los galardonados Joel Mokyr, Philippe Aghion y Peter Howitt han postulado que el crecimiento económico duradero solo despega con una cultura que favorezca una constante "cascada de innovaciones". Su análisis pone en relieve que este proceso no se produce de forma automática, sino que requiere de un ecosistema que estimule la libertad intelectual, la libre circulación del conocimiento, una competencia sana y la necesaria protección de la propiedad intelectual. Es fundamental, además, que la sociedad muestre una actitud abierta al cambio y respalde los mecanismos que facilitan que estas innovaciones cristalicen en productos que lleguen a los consumidores y al mercado.
Las Marcas de Fabricante, plenamente conscientes de la necesidad de mantener este dinamismo, destinan más de 520 millones de euros cada año a la Investigación y Desarrollo (I+D). Esta inversión no solo está enfocada en enriquecer la oferta disponible para el consumidor, sino también en aportar un valor que se siente más allá de las estanterías de los comercios. Gran parte de estas novedades tienen un impacto directo en la mejora de la salud y la calidad de vida de las personas. De no ser por este esfuerzo inversor, el mercado quedaría inmovilizado y, en última instancia, el consumidor sería el principal damnificado. El ‘Radar de la Innovación 2024’ lo confirma al señalar que una parte significativa de los lanzamientos del año se centra en productos ligados al bienestar, como bebidas sin alcohol, helados sin azúcar o alimentos funcionales.
No obstante, a pesar de su valor incalculable, la innovación ha sufrido un marcado declive, con un descenso de entre el 48% y el 50% desde 2010, tocando mínimos históricos. Esta tendencia representa un desafío de primer orden para el sector: es imperativo reactivar el flujo innovador para liberar su potencial máximo y evitar un escenario de pérdida de valor para la totalidad de la cadena de suministro. Para revertir esta situación, Promarca propone formalmente la creación de un espacio de diálogo constructivo y de carácter estratégico. Este foro busca congregar a la administración pública, a los fabricantes y a los distribuidores con el objetivo primordial de identificar las mejores prácticas, desmantelar las barreras que obstaculizan el progreso y consensuar soluciones conjuntas que impulsen un sistema más propicio para la ideación, el lanzamiento y la correcta distribución de nuevos productos. La innovación es un bien común que beneficia a la sociedad en su conjunto: fomenta la expansión económica, genera empleo de calidad, eleva el nivel de vida de los consumidores y refuerza la competitividad de las empresas españolas en el tablero global. En 2024, su contribución se materializó en un valor incremental del 70% para los fabricantes y del 56% para los distribuidores, confirmando su papel como motor de prosperidad compartida.