Preguntas y respuestas Emprendedores

El auge del venture debt en Europa: cómo las startups están accediendo a capital sin perder control

Responsable de Redes Sociales y redactora de TodoStartups

A la hora de conseguir financiación para las startups existen muchas variantes en el mercado. Los emprendedores pueden optar por un crédito bancario de los de siempre, pero también acudir a business angels, inversores privados o incluso el crowdsourcing. Pero hay un concepto que ha ganado fuerza en los últimos años. Se trata del venture debt que se ha consolidado como una herramienta cada vez más valorada entre las compañías tecnológicas europeas en etapas de crecimiento. Tradicionalmente opacada por el protagonismo del capital riesgo, esta modalidad de deuda estructurada ha ganado presencia en los últimos años al ofrecer una alternativa que permite acceder a capital sin necesidad de diluir la participación accionarial de los fundadores.

En un contexto de compresión de valoraciones y mayor cautela inversora, el venture debt emerge como una vía estratégica para extender la pista financiera, cubrir necesidades puntuales de liquidez o financiar expansión internacional sin renunciar al control corporativo.

A diferencia del capital riesgo, el venture debt no persigue adquirir una parte de la empresa a cambio de financiación, sino que consiste en préstamos a medio plazo —generalmente entre tres y cinco años— dirigidos a startups respaldadas por venture capital. Su lógica se fundamenta en el análisis de la solidez de la empresa, la calidad de sus inversores y el potencial de crecimiento. Estos préstamos suelen incluir algún tipo de warrant o derecho de compra de acciones a futuro, como mecanismo de compensación por el riesgo, aunque en proporciones significativamente menores que en una ronda de inversión de capital.

La expansión del venture debt en Europa ha seguido un ritmo constante, impulsada por el desarrollo de fondos especializados y la mayor sofisticación del ecosistema emprendedor. Firmas como Kreos Capital, Claret Capital, Bootstrap Europe o Silicon Valley Bank (antes de su colapso, y a través de su división europea) han liderado el mercado proporcionando esta modalidad de financiación a empresas con tracción comercial demostrada y una hoja de ruta clara. En países como Reino Unido, Alemania, Francia y cada vez más en España, esta forma de crédito se ha utilizado para complementar rondas de financiación, afrontar gastos de capital o acelerar el crecimiento sin recurrir a nuevas emisiones de acciones.

El contexto económico reciente ha jugado un papel decisivo en el auge del venture debt. La reducción generalizada de valoraciones, la mayor prudencia de los fondos de capital riesgo y los ciclos de inversión más prolongados han llevado a muchas startups a explorar formas de financiación menos agresivas en términos de dilución. En este escenario, el venture debt se posiciona como una herramienta útil para mantener la flexibilidad estratégica. Empresas que han cerrado rondas importantes pueden utilizarlo como capital puente antes de la siguiente ampliación, mientras que otras lo usan para financiar adquisiciones o ampliar su presencia geográfica. A diferencia de una línea de crédito bancaria tradicional, el venture debt asume un mayor riesgo, pero lo compensa con estructuras más adaptadas al perfil de crecimiento de las empresas tecnológicas.

Uno de los factores determinantes para optar por el venture debt es el momento del ciclo de vida de la startup. Este tipo de financiación resulta especialmente útil tras una ronda de Serie A o B, cuando la compañía ya cuenta con métricas sólidas de producto, mercado y equipo, pero aún necesita capital adicional para alcanzar ciertos hitos sin recurrir a nuevas rondas que podrían implicar dilución significativa. Además, suele considerarse cuando el capital nuevo no se requiere para cubrir pérdidas operativas, sino para potenciar el crecimiento o robustecer el runway hasta una ronda posterior con mejor valoración.

Sin embargo, no todo son ventajas. El venture debt conlleva riesgos concretos que deben ser evaluados con cuidado. Al tratarse de deuda, implica compromisos de devolución, intereses y, en ocasiones, condiciones restrictivas en cuanto a decisiones corporativas. El incumplimiento de los términos puede traducirse en situaciones de tensión financiera o renegociación forzosa. Por ello, se desaconseja su uso en empresas que aún no han alcanzado estabilidad en sus ingresos o que dependen fuertemente de la financiación externa para su supervivencia. La disciplina financiera, la planificación de tesorería y la gestión del apalancamiento son factores críticos para que este instrumento resulte beneficioso.

Entre los sectores donde más se ha extendido el venture debt en Europa figuran el software as a service (SaaS), las fintech, las biotech y las compañías de impacto social o transición energética. En estas industrias, donde el crecimiento puede acelerarse con inyecciones de capital moderadas y la propuesta de valor suele estar bien definida, la financiación vía deuda ofrece una oportunidad de escalar sin diluir el control fundacional. También ha ganado popularidad entre scaleups que buscan consolidarse antes de preparar su salida a bolsa o una posible adquisición.

En términos de coste, el venture debt suele situarse por encima de la deuda bancaria tradicional pero por debajo del coste de capital propio. Las tasas de interés varían según el riesgo y el mercado, y el componente de warrants puede representar entre un 5% y un 15% del monto prestado, dependiendo de la estructura. Esto implica que, aunque financieramente más exigente que un crédito convencional, el venture debt permite mantener intacto el cap table o minimizar la dilución, algo especialmente relevante para fundadores que priorizan mantener la dirección estratégica de la compañía.

La regulación financiera también ha tenido un efecto relevante en la expansión del venture debt. En Europa, la creación de marcos normativos más flexibles y la consolidación del mercado de deuda privada han facilitado la entrada de nuevos actores institucionales, como fondos de pensiones o aseguradoras, interesados en diversificar sus carteras con activos ligados al ecosistema de innovación. Esto ha generado un círculo virtuoso que permite a las startups europeas acceder a más fuentes de financiación estructurada sin tener que acudir exclusivamente a Estados Unidos, donde tradicionalmente se concentraban los grandes proveedores de este tipo de capital.

Casos como el de la empresa francesa Contentsquare, la española Jobandtalent o la alemana N26 muestran cómo el venture debt ha servido como complemento a rondas de inversión mayores, acelerando procesos de expansión o adquisición sin alterar sustancialmente las participaciones internas. Este enfoque híbrido, que combina capital riesgo con deuda especializada, se perfila como una fórmula cada vez más habitual para construir compañías sólidas en entornos de alta competitividad.

A pesar de su crecimiento, el venture debt aún enfrenta desafíos en términos de educación financiera y percepción dentro del ecosistema emprendedor. Muchos fundadores siguen asociando la deuda a riesgos excesivos o condiciones opacas, y algunos inversores aún se muestran reacios a recomendarla en fases tempranas. No obstante, la evolución del mercado, la necesidad de alternativas más equilibradas y la profesionalización de los actores implicados están modificando esta visión. En particular, el papel de asesores financieros y fondos híbridos será clave para consolidar el venture debt como una opción legítima dentro del abanico de estrategias de financiación.

El auge del venture debt en Europa refleja un proceso de maduración del ecosistema de startups que busca combinar crecimiento acelerado con mayor racionalidad financiera. En lugar de depender exclusivamente del capital riesgo, cada vez más empresas tecnológicas integran este instrumento como parte de una estrategia diversificada que les permite crecer con control, adaptarse a las condiciones del mercado y proteger sus estructuras fundacionales. Si bien no es una solución universal, su utilidad se afianza como respuesta a un entorno donde el equilibrio entre liquidez, control y sostenibilidad se ha vuelto más importante que nunca.

Responsable de Redes Sociales y redactora de TodoStartups
Más Leídos
Continua Leyendo...
Contenidos Patrocinados
ADS
Promocionados